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Pidió un detector de sonrisas para su funeral

Pablo María de la Cruz no tenía miedo a la muerte, porque esperaba la vida eterna, la vida con Dios, su Amado, y por eso no le daba miedo morir, porque para él, la muerte era ganancia: ir con quien tanto amaba.

Pudo preparar su funeral, y dejó unas instrucciones muy claras y sencillas mandando un mensaje para todo aquel que tuviera pensado asistir:


Además, pidió algo muy peculiar: que para el velatorio, cada uno llevara su flor favorita, con la sorpresa para todo el mundo de que la finalidad de esa flor sería formar parte de una Cruz florida que estaría acompañando al Santísimo Sacramento expuesto en el altar, y a su cuerpo allí presente durante todo el velatorio y funeral.